La industria es una de las ciencias y actividades que mueven al mundo y que, tradicionalmente, lo han movido. La Revolución Industrial surgida entre los siglos XVIII y XIX trajo consigo un desarrollo económico en todos los lugares por los que pasó, siendo objeto de deseo por todos los gobernantes de todos los países del mundo. Y es que se fue viendo progresivamente cómo cada país que se industrializaba, conseguía un desarrollo económico potente que le permitía equipararse con las principales potencias económicas del mundo, que por entonces eran el Reino Unido (país en el que, por cierto, surge esa Revolución Industrial) y Francia.
Hoy en día, el sector que manda en un país como España es el de los servicios. Por eso, entre otras cosas, existe una dependencia importante del turismo en nuestro territorio. Pero lo cierto es que aquí también han existido, a lo largo de las décadas, sectores industriales potentes que han permitido ofrecer un buen número de puestos de trabajo a mucha gente. Por comentar varios ejemplos, podemos referirnos a los Altos Hornos de Bilbao o a la industria textil catalana. Desde luego, esos dos modelos de negocio desarrollaron un tejido económico muy importante en Euskadi y Cataluña que se sigue notando en la actualidad.
Hay una diferencia sustancial entre las empresas españolas que están en el extranjero y las empresas extranjeras que están en España. Una noticia que fue publicada en el diario El País informaba de que las empresas extranjeras que se encuentran en el interior de nuestras fronteras están apostando por la industria en una España que, como os estábamos comentando más arriba, es un país de servicios. Ni que decir tiene que la inversión de las industrias extranjeras en España es de una relevancia tremenda y que eso ha contribuido a generar una cantidad importante de puestos de trabajo.
Otra noticia, en este caso publicada en la web Empresa Exterior, aseguraba que, en el caso contrario, el de las empresas españolas que se encuentran más allá de las fronteras nacionales, tenemos un debe bastante importante. Y es que solo el 8% de las entidades españolas tiene actividad exterior. Y las que lo tienen, en su mayoría no son industrias. En otras palabras, nuestro país recibe mucho capital industrial extranjero, pero no extrapolamos nuestras fábricas y procesos de producción a otras naciones.
En resumidas cuentas, España tiene más empresas industrias extranjeras operando aquí que las que son de nacionalidad española y que trabajan en otras naciones. Esto hace que, en el caso de las primeras, al proceder de países como Reino Unido o Estados Unidos, cuyo idioma no procede del latín, las traducciones sean menos intuitivas y que se genere una necesidad mayor de servicios de traducción. Es lo que opinan en La Vila Traducciones, cuyos integrantes nos han comentado en una conversación reciente que son muchas las industrias de capital extranjero que les han solicitado sus servicios para la traducción de documentos y conversaciones entre ambos idiomas: inglés y castellano.
Las empresas británicas, las que más los demandan
Las empresas británicas son las que más demandan estos servicios, por delante de las estadounidenses. La explicación es sencilla: en Estados Unidos, por lo general, el ciudadano medio está más familiarizado con el idioma castellano puesto que hay una enorme cantidad de hispanos en el territorio del gigante norteamericano. De hecho, los hispanos son uno de los grupos étnicos más numerosos de todo el país, siendo particularmente fuertes en estados como Florida o California. De ahí que las industrias que proceden directamente de estos puntos no necesiten servicios de traducción.
En el caso que atañe al Reino Unido, sí que es cierto que esa conexión con nuestro idioma no es tan evidente. Y eso que hay muchos españoles viviendo en ciudades como Londres. Pero, obviamente, no es lo mismo. Cuando nos hemos referido a los hispanos en Estados Unidos, hemos querido decir que se trata de un grupo de población que está compuesto por millones de personas. Los españoles que viven en el Reino Unido son varios miles, pero no llegan a la cifra de un millón ni tan siquiera se quedan cerca de ella.
Está claro que las industrias anglosajonas que operan en nuestros pueblos o ciudades necesitan seguir trabajando en España puesto que, por lo general, sus negocios son bastante rentables. Eso hace que sea necesario un vehículo que vincule ambos idiomas y que permita una comunicación fluida en ambos. Es la base para conquistar mejoras, explorar mercados y, en definitiva, perpetuar la actividad en la industria que corresponda. Y eso beneficia tanto al Estado español, que es el que se queda con todos los impuestos que genera esa fábrica o industria, y al país desde el que procede la misma, que verá reforzada su imagen en el exterior.