La playa de Matalascañas, en la costa de Huelva, dicen que es como un barrio de Sevilla. En verano, paseando por la playa o por el pueblo, no paras de toparte con sevillanos. Pegada al parque de Doñana, es la playa más cercana a la capital andaluza, el lugar de veraneo preferido por sus habitantes, algo así como Gandía o Cullera para los madrileños. Solo que con un atractivo especial, su proximidad al parque nacional le imprime un aire salvaje y seductor. Un buen lugar donde asentarse o fijar una segunda residencia.
Matalascañas es una playa perteneciente al municipio de Almonte, en la provincia de Huelva. Alejado de su núcleo urbano, configura en torno al mar una pedanía con una red de hoteles, apartamentos y servicios turísticos, donde viven durante todo el año 2500 personas. En verano la población se multiplica exponencialmente. Se encuentra a 69 Kilómetros de Sevilla y a 45 kilómetros de Huelva. No muy lejos de ella está la Aldea del Rocío, que alberga la ermita de la blanca paloma, donde cada año se celebra la popular romería rociera. Matalascañas es el núcleo habitado más cercano al parque nacional de Doñana. Una reserva natural declarada patrimonio de la humanidad por la Unesco y considerado uno de los espacios naturales protegidos más importantes de Europa, por la variedad y peculiaridad de su flora y fauna.
Este núcleo costero se levanta junto a la antigua Torre de la Higuera, una torre de vigilancia mandada construir por Felipe II en 1577. Una de las cinco torres de vigía que se levantaron en aquella época entre Sanlúcar de Barrameda y Mazagón para proteger la costa occidental andaluza de las incursiones de los piratas berberiscos. La torre se derrumbó en el siglo XVIII, la idea más extendida es que se vio afectada por el terremoto de Lisboa de 1755. En la actualidad se encuentra boca abajo en el mar, a pocos metros de la orilla, como si fuera un peñasco cercano a la playa.
A principios del siglo XX se sabe que los vecinos de Almonte y de Pilas acudían en verano a la playa para bañarse, levantando algunas viviendas provisionales llamadas “eneas”, propias de las marismas. A partir de la segunda mitad de la década de los 60 y hasta la actualidad, la playa experimenta un asombroso desarrollo urbanístico, hasta convertirse en uno de los destinos turísticos más importantes de la costa dorada.
La playa de Matalascañas tiene 5,5 kilómetros de longitud, cercana a otras pequeñas playas semi-vírgenes, algunas de difícil acceso. Se caracteriza por su arena blanca de grano fino, sus espectaculares atardeceres y la calidad de sus aguas. La playa recibió la distinción de 16 banderas azules consecutivas concedidas por la Unión Europea entre 1994 y el 2009.
El pueblo.
Extendido a lo largo de la costa, con casas, bungalós y edificios de fachada blanca donde se refleja el sol, por su reciente creación, Matalascañas carece de casco antiguo. Cerca de la antigua ubicación de la Torre de la Higuera está la Anada Real, lo que se conoce como el centro de la ciudad, la primera zona que se edificó allá por los años 70. Una zona bulliciosa con una intensa vida nocturna. En ella se concentran bares, discotecas, pubs, restaurantes, tiendas, etc.
El ayuntamiento de Almonte estructuró Matalascañas en 20 distritos, adjudicándole una letra a cada uno de ellos y un nombre a cada barrio que empezara por esa letra. Para moverse por el pueblo es recomendable no preguntar a los vecinos por los distritos, sino referirse a algún lugar conocido cercano a dónde queremos ir, por ejemplo el campo de golf, el “Centro Cañoguerrero” o “La Cabaña.”
En el paseo marítimo está el sector P, el Palmito. Donde se encuentran dos áreas comerciales con bares, restaurantes y hoteles. El sector K, el Junco, el L, la laguna y el N, Nutria, albergan tranquilas y elegantes urbanizaciones como Kabila o el Pueblo Andaluz. A las afueras del municipio está el sector S, Somormujo, un polígono industrial que alberga carpinterías de madera, de aluminio, talleres y empresas de servicios.
Las calles son de sentido único y contienen espacios grandes para la circulación de peatones. El municipio está delimitado por las dunas propias que se forman en Doñana, por el parque nacional y en el interior, por un campo de golf de 18 hoyos con una extensión de 60 hectáreas.
Servicios.
Matalascañas consta de un centro de salud abierto durante todo el año, varios colegios, 4 farmacias, dos iglesias, autobús urbano y conexiones por autobús con Almonte, Huelva, Sevilla, Mazagón y Palos de la Frontera.
En verano, los servicios se intensifican. Se abren puestos de socorro repartidos por toda la playa y se amplían las líneas de autobús a otros pueblos de la provincia.
El pueblo cuenta de dos cines, una oficina central de correos, 5 estaciones para practicar deportes náuticos, parques infantiles y una amplia y diversa oferta de ocio.
Si algo hace diferente y única a Matalascañas es su proximidad a Doñana. El municipio está rodeado por el parque nacional, el cual se puede visitar en cualquier época del año. Toda visita al parque es especial. Doñana va cambiando su aspecto y su fauna con el paso de las estaciones. Las marismas y alrededores son un alto en el camino para las aves migratorias que transitan entre Europa y África. Es un lugar de cría para algunas especies y hábitat protegido de animales en peligro de extinción como el águila imperial o el lince ibérico. Cada día parten de El Acebuche visitas en todoterreno que recorren todos los ecosistemas: playa, duna, vera, matorral, bosque y marisma. Cerca de la ermita del Rocío está el Palacio del Acebón, otro de los puntos desde los que se puede visitar el parque.
Un espacio único es la zona que conforman las dunas al lado de la playa durante 130 hectáreas entre Matalascañas y Mazagón. Se trata de un ecosistema árido que combina las dunas de arena con la presencia de pinares frente al mar. El pino piñonero es un árbol característico del entorno de Doñana que llega a crecer hasta las proximidades de la playa, arrastrando consigo pequeños arbustos que se adecuan a las condiciones de viento, sol y salitre del lugar, creando un paisaje natural único. El parque de dunas está atravesado por una red de senderos abiertos al público que se pueden recorrer durante todo el año. El recorrido más utilizado es circular, tiene una longitud de 6 kilómetros y recorre todos los espacios del parque, pudiendo observar su flora y su fauna.
Adquirir una casa en Matalascañas.
Fijar la residencia o comprar una segunda vivienda en Malascañas viene motivado por la belleza del lugar. La costa atlántica andaluza combina la bravura del océano con playas extensas de arena fina y blanca. Cuatro criterios pueden decantarnos por esta localización en detrimento de otros municipios no menos encantadores.
- La accesibilidad y cercanía. Matalascañas está comunicada directamente con Sevilla por carretera a una distancia de 98 Kilómetros. Con Huelva en coche a 52 Kilómetros. Hay 7 autobuses diarios de ida entre Matalascañas y Sevilla y 7 de vuelta. Entre Huelva y Matalascañas hay 5 autobuses directos que cubren el trayecto entre 10 y 20 minutos. También tienen comunicación con otras ciudades andaluzas como Cádiz o Jerez de la Frontera.
- Enclave privilegiado. Inmodoñana, una empresa que presta servicios de alquiler y compra en la provincia de Huelva, reconoce que Matalascañas tiene una ubicación privilegiada. No es para menos. Estar rodeada por el parque natural de Doñana le da una singularidad especial. Un lugar ideal para amantes de la naturaleza y de la playa. Que pueden alternar sesiones al sol con paseos por el parque natural. Disfrutando de unos paisajes únicos que solo se dan en esa parte del mundo.
- Calidad de la playa. La playa de Matalascañas está reconocida a nivel europeo con bandera azul por la calidad del agua, siendo óptima para el baño y respetando el medio ambiente. No existen vertidos, ni químicos, ni urbanos, que la comprometan. El municipio se preocupa de su limpieza, eliminando cualquier residuo derivado de la acción humana. La playa de Matalascañas cuenta con servicios médicos y puestos de socorro esparcidos por toda su superficie.
Disponiendo de vehículo se puede acceder a otras playas semi-salvajes pertenecientes al término municipal de Almonte. Almonte, aunque sea un pueblo interior, cuenta con 52 kilómetros de costa, con playas de belleza singular como Torre del Loro o Cuesta Maneli.
- Tranquilidad en invierno. Aunque en invierno, Matalascañas reduce su actividad turística, no es un lugar deshabitado. Cuenta con todos los servicios propios de un municipio, no es una urbanización de temporada, más de 2000 personas lo habitan durante todo el año. Los vecinos no viven desconectados del mundo, pero tampoco experimentan el ajetreo de localidades más masificadas.
Si te gusta el mar y la naturaleza, echar el ancla en un lugar como Matalascañas significa transformar lo que podría ser un precioso destino de vacaciones en el escenario en el que vivir largas temporadas de tu vida.