Puede que el título suene raro, pero si estás preocupado o preocupada por la luz que puedes pagar este año, créeme: leer este artículo te vendrá genial.
En una casa hay muchos elementos de toda clase, y un algo aparentemente decorativo como lo son las ventanas, puede suponer un impacto muy potente en tu factura de la luz. ¿No me crees? ¡Déjame que te lo demuestre!
El aislamiento térmico empieza donde menos te esperas.
Cuando pensamos en reducir el gasto en electricidad, lo primero que se nos viene a la cabeza suele ser cambiar bombillas por LED, apagar los electrodomésticos en modo reposo o incluso instalar placas solares. Todo eso está muy bien, pero muchas veces pasamos por alto uno de los elementos que más influye en el confort y el consumo energético: las ventanas.
¡Las ventanas son tremendamente importantes para una casa! Nos dan luz, forman parte de la decoración, nos abren la puerta a paisajes maravillosos, y también nos aportan seguridad, pero la cosa no acaba aquí: también afectan muchísimo a la factura de la luz, sobre todo si son antiguas o de mala calidad, pues pueden convertirse en auténticos sumideros de energía. En verano, dejan pasar el calor como si fueran puertas abiertas, y en invierno, dejan que se escape el calor generado por la calefacción. ¿El resultado? Necesitas gastar más en climatización durante todo el año, y todos sabemos que esto no nos beneficia en nada en esta época en la que por desgracia todo sube.
Según el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), hasta el 30% de las pérdidas térmicas en una vivienda se producen a través de ventanas mal aisladas, lo que significa que, aunque tengas un sistema de calefacción o aire acondicionado eficiente, estarás perdiendo energía constantemente si las ventanas no acompañan.
¿Cómo afecta esto a tu factura de la luz?
Imagina esto: en invierno, tu calefacción funciona a pleno rendimiento para mantener el hogar a una temperatura agradable, pero si las ventanas no aíslan bien, el calor se escapa y el sistema tiene que trabajar más, consumiendo más electricidad. Lo mismo pasa en verano, cuando el aire acondicionado lucha contra un calor que se cuela a través del cristal.
Todo este sobreesfuerzo se traduce en euros y más euros que debes pagar. De hecho, se estima que mejorar las ventanas puede reducir entre un 25% y un 50% la energía destinada a climatización. En una factura mensual de 100€, esto puede suponer un ahorro de entre 25 € y 50 € al mes. Al año, la diferencia puede ser de cientos de euros. Y lo mejor es que ese ahorro es constante y estable: una vez hechas las mejoras, lo notarás cada mes.
Entonces, ¿Qué tipo de ventanas son las más adecuadas?
Una vez más, queda demostrado que la elección de materiales es una decisión súper importante en cualquier ámbito ¡Y más en el doméstico! Hoy en día, el mercado ofrece opciones mucho más inteligentes que las típicas ventanas de aluminio sin rotura de puente térmico o las de madera antigua sin tratamiento.
Sin ir más lejos, las ventanas de PVC han demostrado ser una de las mejores elecciones si buscas mejorar el aislamiento térmico y acústico en casa: ofrecen un cierre hermético mucho más eficaz, y presentan una conductividad térmica muy baja, lo que significa que no transmite ni el calor ni el frío con facilidad.
Además, los perfiles de PVC permiten incorporar acristalamientos dobles o triples con cámaras de aire que aumentan aún más el aislamiento: todo ello se traduce como una vivienda más cómoda y una reducción directa del consumo eléctrico.
¿En qué se traduce esto en el día a día?
Pasar de unas ventanas antiguas a unas de PVC con buen aislamiento es como cambiar de una camiseta mojada a un abrigo de plumas en pleno enero; notarás que la temperatura se mantiene mucho más estable, sin tener que estar encendiendo y apagando el aire o la calefacción constantemente. Lo mejor, es que además de ayudarte a ahorrar en tu factura de la luz, también estarás ayudando al medio ambiente, ¿no es genial?
De hecho, CrearSur destaca precisamente este punto en su sección de ventajas: el ahorro energético sostenible es una de las principales razones por las que sus clientes dan el paso. El uso de perfiles de alta eficiencia energética reduce el gasto en climatización al mismo tiempo que mantiene una temperatura más uniforme, disminuyendo así el uso intensivo de sistemas eléctricos y generando una vivienda más ecológica.
Inversión que se amortiza sola
Es cierto que cambiar todas las ventanas de una vivienda puede suponer una inversión considerable, dependiendo del número de huecos, las dimensiones y el tipo de apertura que se elija. Pero también es cierto, que se trata de una inversión que se amortiza con bastante rapidez si se compara con lo que puedes llegar a ahorrar en tus facturas.
Además, si consideramos que unas buenas ventanas tienen una vida útil muy larga (entre 30 y 50 años en muchos casos), el ahorro acumulado en todo ese tiempo puede superar con creces la inversión inicial (por no mencionar el valor añadido que gana la vivienda en caso de venta o alquiler).
Por si fuera poco, existen ayudas y subvenciones que pueden reducir bastante el desembolso inicial, como el Plan Renove de ventanas: éste se activa en muchas comunidades autónomas cada cierto tiempo, y se centra en cambiar ventanas antiguas por otras más prácticas con ayudas directas al ciudadano. Asimismo, también existen deducciones fiscales por mejoras energéticas en la vivienda habitual.
Beneficios extra destacables.
Hay muchos beneficios a la hora de cambiar las ventanas, pero hemos destacado sólo los económicos, así que vamos a conocer los demás:
- Mayor aislamiento acústico: si vives en una zona ruidosa, lo notarás desde el primer día. El doble acristalamiento y los perfiles sellados aíslan también del ruido exterior.
- Más seguridad: muchas ventanas modernas cuentan con sistemas de cierre multipunto y cristales de seguridad.
- Cero condensaciones: con ventanas eficientes es menos probable que aparezcan humedades o moho, algo muy habitual en perfiles de aluminio sin rotura térmica.
- Mejor estética y comodidad: hay muchísimos acabados, colores y tipos de apertura que se adaptan al estilo de cada vivienda.
- Revalorización de la casa: unas buenas ventanas aumentan el certificado energético del inmueble, lo que es un plus a la hora de vender o alquilar.
¿Cómo elegir la ventana adecuada para mi hogar?
Si te has decidido a dar el paso, es importante que lo hagas bien:
- Prioriza el aislamiento, busca ventanas con rotura de puente térmico y doble acristalamiento. Si vives en zonas muy frías o calurosas, valora el triple acristalamiento.
- Fíjate en la etiqueta energética, ya que, al igual que con los electrodomésticos, las ventanas también tienen etiquetas que indican su eficiencia.
- Piensa en la orientación de tu casa. Las ventanas orientadas al sur pueden beneficiarse más del sol, mientras que las del norte necesitan más aislamiento.
- Consulta con profesionales del sector: que un instalador te asesore te ahorrará quebraderos de cabeza y errores que pueden salirte caros; piensa que una ventana mal instalada perderá gran parte de su utilidad.
El cristal también importa.
Una buena ventana debe tener un buen vidrio: por ello, el doble acristalamiento con cámara de aire es ya el mínimo aceptable si queremos ahorrar energía. Sin embargo, cabe destacar que hoy en día existen mejores versiones como los vidrios bajo emisivos (Low-E), que reducen las pérdidas de calor en invierno y evitan el sobrecalentamiento en verano.
También puedes encontrar vidrios con control solar, muy recomendados si tu casa recibe sol directo durante gran parte del día. Combinados con buenos perfiles, estos cristales harán que ahorres aun más y te sientas más cómodo.
Y si vives en un piso de alquiler…
Está claro que no podrás cambiar las ventanas por tu cuenta sin permiso, pero eso no significa que estés condenado a gastar de más. Puedes hablar con tu casero e incluso ofrecerte a gestionar las ayudas existentes. Al fin y al cabo, mejorar las ventanas también es un beneficio para él: revalorizará el piso y lo convertirá en un lugar más atractivo para futuros inquilinos.
Y si por un casual no consigues que cambien las ventanas, hay soluciones temporales que pueden ayudarte a mejorar el aislamiento, como cortinas térmicas, burletes adhesivos o films aislantes para los cristales.
¡Así que ya sabes!
Si quieres ahorrar en tu factura de la luz, cambiar las ventanas es una buena decisión. Es una inversión que no llama tanto la atención como una cocina nueva o un baño reformado, pero se notará cada día, en la temperatura, en el silencio… y, sobre todo, en tu factura.
Estar cómodo en casa no tiene por qué estar reñido con la eficiencia energética. Y si te preocupa el gasto eléctrico (algo muy comprensible hoy en día) cambiar las ventanas será lo mejor ¡No lo olvides!



