En la vida nos pueden surgir conflictos de todo tipo, y sin duda los más comunes son los conflictos laborales o los conflictos que surgen en las relaciones. Muchos de ellos, requieren intervención legal, ya que no estamos hablando de un conflicto de resolución simple en el que tú insultas a alguien o te enfadas con tu hermano, sino que más bien implica conflictos de mayor gravedad que pueden afectar a tu economía, tu trabajo o a tu salud mental.
Ante este tipo de problemas, es común imaginarnos a un abogado interviniendo o protegiéndonos para resolver cualquier asunto ¿verdad? Sin embargo, los abogados por lo general tienden a defender asuntos individuales, que tan sólo afectan a un individuo o a una empresa, y quizá esta no es la solución que necesitamos para resolver cualquier problema.
En muchas ocasiones, un mediador es lo que más necesitamos, y de eso es lo que vamos a hablar a continuación.
Entendamos el concepto: ¿Qué hace exactamente un mediador?
Como concepto, entendemos que un mediador actúa como un facilitador neutral ante un proceso de resolución de conflictos. Por lo tanto, su objetivo principal es ayudar a ambas partes a identificar sus intereses, a comunicarse de manera efectiva y a explorar las diferentes opciones que les ayuden a llegar a un acuerdo mutuamente aceptable.
Digamos que, a diferencia de un juez, el mediador no dicta sentencia ni se inclina ante ninguna parte, sino que más bien guía a las partes hacia soluciones que satisfagan sus necesidades y preocupaciones.
¿En qué se diferencia de un abogado?
Como mencionamos en la introducción, a menudo se confunde el papel del mediador con el del abogado, aunque claramente, existen diferencias fundamentales entre ambos profesionales.
Mientras que el abogado representa los intereses de una de las partes en el conflicto y brinda asesoramiento legal, el mediador es totalmente neutral y no toma partido por ninguna de las partes. Además, el mediador no ofrece asesoramiento legal ni defiende los intereses legales de ninguna de las partes, sino que se centra en facilitar la comunicación y el entendimiento mutuo para alcanzar un acuerdo.
¿Qué precios ronda, y cómo podemos acudir a ellos?
Los honorarios de los mediadores pueden ser diferentes; algunos trabajan a 10€ la hora, y otros cobran unos 1500€ al mes. Asimismo, para contratar los servicios de un mediador, existen diversas opciones; puedes buscar mediadores profesionales online, solicitar recomendaciones a abogados o profesionales del sector legal, o contactar con centros de mediación y servicios de resolución de conflictos locales.
¿Qué casos suelen defender?
El trabajo de un mediador abarca una gran variedad de temas; desde disputas familiares y vecinales, hasta conflictos laborales y comerciales.
Algunos casos típicos que suelen resolver son:
- Divorcios y disputas familiares.
Los mediadores familiares ayudan a las parejas a negociar acuerdos de divorcio, régimen de visitas y divisiones de bienes de manera amigable y equitativa.
- Conflictos vecinales.
Estos profesionales también trabajan la comunicación entre vecinos cuando surgen disputas por ruidos, límites de propiedad, mascotas y otros problemas comunitarios.
- Disputas laborales.
En entornos laborales, los mediadores pueden ser de gran utilidad para ayudar a resolver conflictos entre empleados y jefes, negociar acuerdos de trabajo y abordar problemas de acoso o discriminación.
¿Por qué son importantes para resolver cualquier tipo de conflicto?
Como bien saben los expertos de Mediación Santander, el papel del mediador es crucial para resolver cualquier problema entre dos partes, ya que va más allá de simplemente mediar entre las partes que componen el conflicto; este profesional se encarga de fomentar la comunicación efectiva, la comprensión mutua y la búsqueda de soluciones creativas y equitativas.
- Usan la comunicación como fórmula secreta para apaciguar el problema.
El mediador es una parte neutra que escucha y entiende a ambas partes por igual, y a través de él, se consigue mantener una comunicación abierta y constructiva que aporta una perspectiva diferente (y necesaria) a los problemas.
Mientras éste profesional interviene, se tienen en cuenta las preocupaciones y perspectivas de cada parte, lo que permite que las partes expresen sus intereses, necesidades y preocupaciones de manera clara y sin tensiones, allanando así el camino para la búsqueda de soluciones mutuamente aceptables.
- Se reduce la hostilidad.
Los conflictos pueden generar emociones intensas, como ira, frustración y resentimiento, lo que, sin duda, puede obstaculizar la vía hacia una resolución pacífica.
El mediador ayuda a mitigar estas emociones al proporcionar un espacio seguro y neutral para que las partes expresen sus sentimientos y preocupaciones. Al fomentar la empatía y la comprensión mutua, el mediador contribuye a reducir la hostilidad y el antagonismo entre las partes, lo que facilita la búsqueda de soluciones colaborativas.
- Facilitación de la toma de decisiones informada.
Otra tarea del mediador es guiar a las partes en conflicto a explorar opciones y alternativas de manera creativa y reflexiva. Esto lo consigue proporcionando información imparcial y objetiva sobre las posibles consecuencias de cada opción, lo que permite a cada parte tomar decisiones informadas y basadas en un entendimiento completo de la situación.
Al empoderar a las partes para que tomen el control de la resolución de su conflicto, el mediador promueve acuerdos duraderos y satisfactorios para todas las partes involucradas.
- Agilización del proceso de resolución de conflictos.
La mediación es generalmente más rápida y económica que los procesos judiciales tradicionales. Al evitar la burocracia y la formalidad asociadas con los tribunales, el mediador agiliza el proceso de resolución de conflictos y permite que las partes lleguen a un acuerdo de manera oportuna y efectiva.
- Preservación de las relaciones interpersonales.
En muchos casos, las partes en conflicto tienen relaciones continuas o interdependientes que desean preservar a pesar de las diferencias que enfrentan.
Este profesional reconoce la importancia de mantener relaciones saludables y constructivas y trabaja para encontrar soluciones que no solo resuelvan el conflicto actual, sino que también sienten las bases para una colaboración futura. Gracias a que promueven la reconciliación y el perdón, se restaura la confianza y se fortalecen los lazos interpersonales entre ambas partes, lo que puede dar como resultado un final feliz ante un conflicto.