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El quiropráctico, la solución a muchos problemas articulares y musculares

En una reciente visita a una tienda de mobiliario para la oficina, me di cuenta de lo caras que son las sillas ergonómicas recomendadas para trabajar durante varias horas sentado. Estas sillas son caras precisamente porque disponen de elementos que permiten mantener la espalda en una posición recta que nos aleja de los dolores de espalda.

Pero lo cierto es que una buena silla solo nos hace alejarnos un poco del problema, ya que a lo largo del día estamos sometidos a una gran carga de estrés que hace que nuestros músculos y articulaciones se entumezcan de manera involuntaria, produciendo dolores que de no tratarse a tiempo pueden derivar en problemas graves.

Una manera de aliviar estos problemas es acudiendo a masajistas especialistas, y dentro de este rango están los quiroprácticos, unos especialistas que utilizan terapias manuales manipulando la columna la columna vertebral, tejidos blancos y otras articulaciones, debido a que en estas partes es dónde se centran los nervios que presionados nos hacen sentir dolor.

Existe en la sociedad médica dudas sobre la quiropráctica por varios motivos, entre la que destaca su peligrosidad. Pero esto es falso, ya que el problema con el que se encuentra la profesión es con la gran cantidad de intrusismo laboral que existe en el mercado de la fisioterapia y quiroterapia.

Para ser quiropráctico hay que hacer formaciones en las que se aprende cómo se distribuye la columna y demás elementos de nuestro cuerpo que sufren y que pueden ser tratados. De hecho, existen academias de quiropráctica reconocidas en el mundo médico por la profesionalidad con la que salen aquellos que realizan los cursos.

Una de ellas es el centro QB, una escuela de quiromasaje pionera en Marbella y con más de quince años de experiencia en los que se han formado más de mil alumnos en diferentes técnicas manuales, con una enseñanza de calidad gracias a un equipo docente con reconocida formación y experiencia.

Cómo son las visitas al quiropráctico

Dado que muchas personas tienen miedo a la primera visita al quiropráctico, hemos decidido hacer una pequeña guía de cómo son estas primeras visitas. De esta manera, no parecerá que va por primera vez al quiropráctico, ya que en todo momento sabrá que está haciendo, aunque si en algún momento se duda de esto, lo mejor es preguntar.

En primer lugar, al entrar a la consulta el especialista preguntará cuáles son las dolencias o problemas físicos que se puede tener, y que dificultades encuentra a la hora de realizar tareas básicas. Es importante comentar en este punto los problemas personales de cada uno, como puede ser operaciones o intervenciones médicas pasadas.

Después de este primer paso, el quiropráctico procede a hacer un examen físico que incluye pruebas de la movilidad de la columna vertebral. Aquí se comprueba la disposición de la misma y su reacción ante diferentes movimientos. No hay que asustarse si el quiropráctico procede a hacer diferentes pruebas, o a revisión la presión arterial. Estas pruebas pueden indicar de manera clara dónde se hallan los problemas.

El tratamiento comienza en la primera o segunda consulta en la mayoría de los casos. Se puede pedir que se recueste sobre una mesa especial, donde el quiropráctico realiza las manipulaciones de la columna vertebral. El tratamiento más común es la manipulación que el quiropráctico hace con la mano. Consiste en mover una articulación de la columna vertebral hasta el máximo de su rango, seguido de una compresión ligera. Esto con frecuencia se llama «ajuste» y realinea los huesos de la columna vertebral para que estén rectos.

El quiropráctico también puede realizar otros tratamientos, como masajes y otros trabajos en los tejidos blandos. Algunas personas quedan un poco adoloridas, rígidas y cansadas durante unos días después de la manipulación. Esto se debe a que su cuerpo se está ajustando a su nueva alineación. Usted no debe sentir ningún dolor a raíz de la manipulación.

En la mayoría de los casos se necesita más de una sesión para corregir un problema. Los tratamientos generalmente duran varias semanas. El quiropráctico puede sugerir 2 o 3 sesiones cortas a la semana al principio. Estas sesiones solo durarían unos 10 a 20 minutos cada una. Una existe una mejora clara, el tratamiento puede ser solo una vez por semana dependiendo de la eficacia.

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