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Asesoramiento sobre la esclerosis múltiple

La esclerosis múltiple (EM) es una enfermedad crónica del sistema nervioso central, de origen autoinmune, es decir en la que el propio sistema inmunitario del organismo se convierte en el agresor que ataca y destruye los órganos y tejidos sanos del cuerpo, afectando al cerebro y la médula espinal, y que en la actualidad no tiene cura. En la esclerosis múltiple el sistema inmunitario ataca a la mielina, que es la sustancia que envuelve y protege las fibras nerviosas, facilitando la conducción de los impulsos eléctricos entre las fibras nerviosas y, por tanto, deteriorándola. Si la mielina se destruye o se lesiona, la habilidad de los nervios para conducir los impulsos eléctricos desde y al cerebro se interrumpe, produciendo la aparición de los síntomas. Cada uno de estos ataques del sistema inmunitario a la mielina se conoce como brote.

La importancia de los brotes reside en su frecuencia, no en su gravedad, y se pueden resolver con o sin secuelas. En este sentido, estadísticamente uno de cada diez brotes tiene expresión clínica, mientras que el resto pueden desarrollarse de forma asintomática, pero ocasionan un deterioro neuronal progresivo. Según la discapacidad que provocan los brotes pueden ser clasificados en leves, moderados o graves.

La esclerosis múltiple es una de las enfermedades neurológicas más comunes y la segunda causa de discapacidad entre las personas de 20 a 40 años. En nuestro país se estima que unas 55.000 personas padecen esta enfermedad que es más frecuente entre las mujeres, situando un porcentaje de dos mujeres por cada hombre afectado.

A la esclerosis múltiple se la conoce vulgarmente como “la enfermedad de las mil caras” porque sus síntomas son muy variables de una persona a otra, incluso cada persona puede tener síntomas diferentes que varían en función del tipo de esclerosis que padezca y de las lesiones que le haya provocado la enfermedad. Los síntomas más frecuentes son:

  • Es el síntoma más común y que repercute enormemente de forma negativa sobre la calidad de vida del enfermo.
  • Trastornos de visión, como visión doble, pérdida o reducción de la visión, movimientos oculares involuntarios, neuritis óptica, etc.
  • Problemas de equilibrio.
  • Trastornos del habla con palabras arrastradas, habla lenta y/o cambios de ritmo.
  • Hormigueo, picor, quemazón y adormecimiento de las extremidades.
  • Debilidad muscular con pérdida de destreza muscular y de fuerza, contracciones involuntarias, rigidez…
  • Falta de sensibilidad al tacto.
  • Dificultades para caminar con pérdida de estabilidad en la marcha, sensación de torpeza… Según el grado y tipo de esclerosis la capacidad para caminar puede verse enormemente comprometida.
  • Trastornos cognitivos con problemas de memoria a corto plazo, falta de concentración, razonamiento…
  • Tristeza y/o depresión por los importantes cambios que la enfermedad provoca en sus vidas y por las limitaciones e incertidumbre a las que se ven abocados.

La progresión de la enfermedad la convierte en neurodegenerativa, a la vez que provoca una elevada discapacidad en la persona que la sufre. En este aspecto, para mejorar la calidad de vida de las personas que la padecen, nosotros os recomendamos que acudáis a Cuidaria, ya que esta empresa fue creada para mejorar la calidad de vida de las personas con problemas de movilidad y dependencia y prueba de ello es su amplio catálogo, el cual dispone de una amplia gama de artículos especializados como camas articuladas, grúas para enfermos, triturador de pastillas…

En la actualidad sabemos que existen diferentes tipos de esclerosis múltiple:

  • Remitente recurrente. Es la forma de esclerosis múltiple más frecuente, suele aparecer en estadios tempranos de la enfermedad y permanecer en esta fase siempre o pasar al siguiente tipo.
  • Primaria progresiva. La aparición de los síntomas se produce de forma progresiva, afectando principalmente a la fuerza motora y la habilidad para caminar.
  • Secundaria progresiva. Caracterizada por un lento y progresivo deterioro neurológico.

Dado que a día de hoy esta enfermedad no tiene cura, su tratamiento se basa en dos pilares fundamentales:

  • Rehabilitación. Orientado a conseguir mejorar la calidad de vida del paciente y la funcionalidad de las actividades de la vida diaria, retrasar las posibles discapacidades… con el fin de mantener su autonomía el mayor tiempo posible. Para ello es importante el trabajo conjunto de diferentes especialistas como fisioterapeutas, psicólogos, terapia ocupacional, logopedas, etc.
  • Farmacológico. Con el fin de reducir los síntomas.

Existen otras enfermedades degenerativas

Otras enfermedades degenerativas pueden ser:

  • Esclerosis lateral amiotrófica (ELA). Es una enfermedad del sistema nervioso que ataca a las neuronas motoras del cerebro y de la médula espinal, que dejan de funcionar.
  • Depósito de sustancias grasas en el interior de las arterias que provocan su estrechamiento.
  • Enfermedad de Alzheimer. Degeneración de las células nerviosas del cerebro que provoca la causa más frecuente de demencia senil.
  • Enfermedad de Parkinson. Trastorno que afecta al sistema nervioso de manera progresiva y crónica.

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